Probablemente uno de los más pequeños que he utilizado fue uno hecho con nanopartículas de «óxido de iridio», las cuales median 1.5 nanometros, y en las que se enganchaba media cadena de ADN.
Esta media cadena de ADN (lo que llamamos aptámero) podía atrapar una toxina llamada OTA (presente en el vino y en la carne) y entonces, al quedarse atrapada y enganchada a la nanopartícula, disminuia la corriente que dejaban pasar mis nanopartículas y gracias a este cambio yo podía afirmar «sí, la OTA está presente en esta muestra».
Para realizar el experimento se mezclaban las «nanopartículas+aptamero» con el vino y en tan sólo 50 microlitros de esta mezcla (menos que una lágrima) podia medir el paso de corriente (que como ya he dicho, si disminuye es que entonces hay toxina en el vino).
También según en qué cantidad bajaba esa corriente, sabia cuanta más OTA había en la muestra.
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